La fecha
El Día Internacional en Memoria del Holocausto es una página triste e inolvidable del pasado histórico, europeo y mundial. El aniversario internacional celebra a las víctimas del Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de ellas de origen judío, por parte de las tropas nazis.
«Lo que se hace no se puede deshacer, pero se puede prevenir que vuelva a ocurrir
Ana Frank, Diario de Ana Frank, 1942
La institución oficial del 27 de enero como Día de celebración surge de la decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas del 1 de noviembre de 2005, durante la 42ª reunión plenaria de la organización. Siendo el 27 de enero de 1945 el día que las tropas del Ejército Rojo, comprometidas en la ofensiva contra Alemania, liberaron el campo de concentración de Auschwitz.
La máquina de muerte instalada por la Alemania nazi se puede resumir en estos fríos números:
- 6 millones de judíos muertos en campos de concentración y en asesinatos en masa perpetrados por los alemanes y por aliados y colaboradores
- al menos 300.000 gitanos romaníes y sinti muertos en los campos de concentración (aunque muchas otras estimaciones dan cifras que podrían llegar a las 800.000 víctimas)
- 300.000 seres humanos con algún tipo de discapacidad psíquica o física “eliminados” en nombre de la eugenesia y la “improductividad”
- 100.000 opositores políticos del régimen nazi asesinados (en su mayoría comunistas y masones liberales)
- 25.000 homosexuales
- 5.000 Testigos de Jehová
Los números indicados, muchas veces aproximativos, sirven para dar testimonio de lo sucedido y de lo que no debemos olvidar.
A este enlace es posible encontrar más información sobre la historia de Auschwitz, sobre las víctimas, sobre los informes de la época y mucho más.
No solo Auschwitz
La estrategia nazi, intuitiva desde la década de 1930, se basó en numerosos campos de concentración, con una minuciosa organización y división del “trabajo”. El primer campo nazi se inauguró en 1933, en Dachau por iniciativa de Himmler, por entonces jefe de policía de la ciudad de Múnich, y futuro arquitecto de la Solución final de 1940. Desde entonces, unas 200.000 personas han sido deportadas al pueblo alemán.
“El gesto de uno de sus dedos podía provocar la destrucción del campo entero, aniquilar a millares de hombres; mientras la suma de todas nuestras energías y voluntades no habría bastado para prolongar ni un minuto la vida de uno solo de nosotros
Primo Levi, Si esto es un hombre, 1947
Con la expansión nazi hacia Europa, surgieron también campos de concentración en las zonas ocupadas o de interés; en Austria, Bielorrusia, Ucrania, Lituania, Estonia, Italia, Francia, Bélgica, Serbia, Noruega, se instalaron campos para los primeros días, trabajos forzados y exterminio.
La mayoría de los campos de exterminio utilizados para la Solución Final concebida por Himmler se encuentran en Polonia, además de Auschwitz, los principales son los de Bełżec, Treblinka, Chełmno, Sobibór.
Algunos historiadores han calculado que los campos nazis entre los años 30 y 40 eran unos 15.000. En esta cifra se incluyen todos los construidos en países que sufrieron la influencia nazi en el período indicado y destinados a cualquier fin, desde el encarcelamiento hasta el exterminio.
La mayoría de estos, incluso pequeños campamentos para pequeñas comunidades locales, fueron destruidos por los propios nazis antes de la llegada de los Aliados.
Un paso atrás, el Caso Dreyfus…
Estas razones tenían sus raíces en el antisemitismo ultrasecular, pero en las últimas décadas del siglo XIX y luego a lo largo de la primera parte del siglo XX en varios estados europeos, no solo en Alemania, hizo estragos en forma de discriminación de varios tipos a perjuicio de los judíos.
Entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la opinión pública europea e internacional se vio sacudida por el Affaire Dreyfus, Capitán del Estado Mayor francés de origen judío, condenado por alta traición y espionaje a favor de la Alemania Guillermina. La acusación posteriormente resultó ser falsa, pero marcó el punto de inflexión de la vida política francesa y del antisemitismo cada vez más extendido.
La escala del episodio tuvo una resonancia aún mayor con el famoso editorial J’Accuse! de Émile Zola que apareció en la portada del diario francés L’Aurore, como denuncia pública del juicio irregular contra Dreyfus.
…y Los Protocolos de los Sabios de Sion
Otros hechos antisemitas afectaron a Europa ya todo el mundo: en la Rusia zarista, Argelia, Marruecos, Francia, hasta Estados Unidos y Oriente Medio. Un hecho que le echó más leña al fuego fue, en 1903, la divulgación de una de las fake news más famosas de la historia: los Protocolos de los Sabios de Sion, un falso documento “encontrado” en la Rusia de los zares que hablaba de una judería y Conspiración masónica para apoderarse del mundo.
Fue el Times el que descubrió la trama del bulo, que era y representaba, con unos artículos publicados en 1921 que revelaban su génesis y falsedad.
Sin embargo, el serpenteante antisemitismo encontró terreno fértil en la Alemania posimperial y de posguerra de la década de 1920. La Gran Guerra y los tratados de paz, incluido el de Versalles, habían dejado heridas incurables en la política y la economía alemanas.
Hitler interceptó el odio a los judíos y lo convirtió en su bandera política. El descontento en Alemania, tras la derrota de la Primera Guerra Mundial, estaba poniendo a prueba la estabilidad social del país.
Hacia la Segunda Guerra Mundial
Las intenciones de Hitler y la importancia de la “pureza racial” quedaron claras en Mein Kampf, el posterior ascenso al poder del partido nazi en la década de 1930 y a través de la propaganda del régimen. Sin mencionar los innumerables horrores, recordamos en particular la Quema de libros – Bücherverbrennungen – organizados durante 1933, con las felicitaciones directas de Goebbels, director de propaganda del partido.
Por eso hacéis bien, en esta hora de la medianoche, en entregar a las llamas el espíritu maligno del pasado
Extracto del discurso de Goebbels del 10 de mayo de 1933
El objetivo político inicial del régimen nazi era la expulsión de los judíos del país. El Reich creó así las condiciones para su aislamiento. Primero proclamó las llamadas Leyes de Nuremberg (1935), que excluían a los judíos de la vida social y de los cargos públicos; tres años más tarde impuso la arianización de las actividades, los servicios, la industria y el comercio autónomos judíos.
Finalmente, la Noche de los cristales rotos los segregó: entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938 por iniciativa de Goebbels, los nazis destruyeron sinagogas, cementerios y lugares de congregación de la comunidad judía en Alemania, Austria y Checoslovaquia. Miles de comercios y viviendas fueron ultrajados y unos 30.000 judíos fueron despojados de sus bienes y llevados a campos de concentración.
Los que quedaron se fueron al infierno. En 1939, con la invasión de Polonia y el estallido de la Segunda Guerra Mundial, las condiciones de vida de los judíos se hicieron aún más críticas. Muchos acabaron en guetos subdesarrollados, como el de Varsovia, establecido en 1940, que contaba con 400.000 personas en un área de cuatro kilómetros por dos.
Mientras tanto, el “Comisariado del Reich para la defensa de la raza alemana”, dirigido por el comandante de policía Himmler, estaba planeando las operaciones de limpieza étnica con el objetivo de vaciar de judíos a Alemania y los nuevos territorios anexados (solo en Polonia había 3 millones): ¿dónde ponerlos todos?
La Solución Final
El plan de exterminio, acelerado durante la última fase de la guerra, no fue algo improvisado; por el contrario, representó un gran proyecto, meticulosamente organizado y estructurado. Basta pensar en la precisión de las redadas y en la sucesiva clasificación de masas de personas hacia los campos de trabajo o de exterminio, esparcidos por las zonas centro-orientales de Europa.
El cambio en el escenario bélico y en el equilibrio de poder entre las naciones, sin embargo, determina una violenta aceleración en la estrategia de exterminio de las “razas inferiores”. El 20 de enero de 1942, 15 altos oficiales nazis se reunieron en una villa en el lago Wannsee, cerca de Berlín, para discutir la Solución Final de la cuestión judía. El líder de las SS, Reinhard Heydrich, presenta el plan.
El 16 de diciembre del mismo año, Himmler, en ese punto 2 del régimen nazi, ordena la deportación de todos los gitanos que vivían en Alemania en el campo de exterminio de Auschwitz. Así comienza la Solución Final de la tortura gitana. Unos 600.000 gitanos serán asesinados durante los nazis.
Cerca de tres millones de judíos (90% del total de víctimas) fueron deportados y asesinados en los campos de exterminio, con un “procedimiento estandarizado” que recuerda al trabajo de las fábricas modernas.
Habitualmente, los métodos empleados eran a través de gases, con cámaras fijas o móviles, y fusilamientos masivos, pero había otras causas, como experimentos posteriores o con el uso de gases particulares, perfeccionados con el tiempo.
Aunque los campos de exterminio quedarían como un secreto institucional, en los pueblos cercanos comenzaron a circular noticias inquietantes: los humos de las chimeneas de los crematorios de Auschwitz, por ejemplo, siempre estaban encendidos y eran visibles hasta a 19 kilómetros de distancia entre olores nauseabundos que se esparcían por todo el aire.
El final de una pesadilla inolvidable.
El 27 de enero de 1945, las tropas soviéticas del 60º Ejército del mariscal Ivan Konev fueron las primeras en llegar a la ciudad polaca de Oświęcim (Auschwitz), descubriendo el campo de concentración cercano y liberando a sus supervivientes.
El descubrimiento de Auschwitz y los testimonios de los sobrevivientes revelaron plenamente el horror del genocidio nazi por primera vez en el mundo. En Auschwitz, unos diez días antes, los nazis se habían llevado a todos los prisioneros sanos en una marcha de la muerte, muchos de los cuales murieron en la marcha. La apertura de las puertas de Auschwitz mostró al mundo entero no sólo los numerosos testigos de la tragedia, sino también los instrumentos de tortura y aniquilamiento utilizados en aquel campo de concentración nazi.
El mundo finalmente levantó el velo sobre la locura de esos campos; los prisioneros inútiles para el trabajo y los experimentos fueron asesinados de inmediato, los demás fueron clasificados de acuerdo con los fines establecidos. También hubo quienes, a cambio de su vida, trabajaron dentro de las instalaciones de los nazis, en un torbellino de sadismo sin igual.
La derrota y rendición de la Alemania nazi pocos meses después dio lugar a los juicios, en particular el de Nuremberg, contra los autores de estas atrocidades; los testimonios de sobrevivientes, arrepentidos y algunos de los nazis procesados revelaron una de las páginas más oscuras de la historia.
El descubrimiento del horror nazi de aquellos años no debe olvidarse, de hecho debe servir como estímulo para garantizar que nunca más le vuelva a suceder a nadie. La memoria de las víctimas, de la lucha, de la resistencia, de la victoria y de la liberación son valores que no deben desvanecerse con el tiempo sino permanecer vivos y bien presentes.
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